viernes, 16 de julio de 2010

Conspiracy

- Hey, Jack.
- Dime Ray.
- ¿En qué piensas?
- Nada tío.
- Venga... cuéntame.
- Joder, te parecerá una gilipollez...
- No creo, mi cabeza es un infierno de pensamientos sin sentido.

- Vale, pues... no tienes la sensación... ¿de qué nos observan?
- Ja, ja, ¿quieres qué te diga lo que pienso sobre esto?
- Vale...
- Mira, la saliva que tú escupes por el lavabo, llega hacia "ellos" y examinan de quien es.
- Pero, ¿qué dices Ray? esa mierda va al mar.
- Eso es lo que te hacen creer Jack.
- Y, ¿por qué examinan mi saliva?
- Pues para controlarnos, por ejemplo, si yo escupo en el lavabo de tu casa "ellos" saben que no estoy en mi casa, sino, en la tuya.
- Entiendo...
- También controlan si te metes, si bebes...
- Venga hombre, sorpréndeme...
- Los cepillos de dientes están fabricados para que tus encías sangren, entonces al lavarte los dientes escupimos esa sangre al lavabo, llegando otra vez a "ellos" para examinarla.
- Esto sí que no me lo creo.
- Haz lo que quieras, pero "ellos" saben si has bebido o has tomado algún tipo de estupefaciente, lo saben todo.
- Bueno...
- Y, ¿qué me dices de las cámaras web y las cámaras de los teléfonos móbiles? Están grabándonos las 24 horas del día.
- Ahora sí que me estoy asustando...
- Es más, seguramente estén escuchando esta conversación y dentro de un mes acabe atropellado accidentalmente y no sabrán quien es el conductor por que se dio a la fuga.
- Joder, Ray...
- ¿Crees que estoy loco?
- Sí.
- No es para menos.
- Pero, Ray...
- Dime.
- ¿Quién coño son "ellos"?

jueves, 15 de julio de 2010

Para la libertad

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.


Miguel Hernández